De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020[1], en México, el 16.53% de la población tiene algún tipo de discapacidad o limitación, lo que representa a 20,838,108 personas en el territorio. De la población con discapacidad, 35.05% presenta limitación para caminar, subir o bajar; 55.98% presenta limitación para ver aun usando lentes; 20.39% para oír aun usando un aparato auditivo; 8.68% para hablar o comunicarse; 8.83% para bañarse, vestirse o comer; 18.46% para recordar o concentrarse; y 7.6% presenta alguna condición mental.
Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017 [2], unas de las principales barreras enfrentadas por las personas con discapacidad se refieren a calles, instalaciones y transportes inadecuados. Estas barreras pueden ser:
Físicas. Escaleras, rampas inclinadas o largas, superficies del piso irregulares, obstáculos o elementos que por su altura o tipo de accionamiento no pueden ser utilizados.
Comunicacionales. Sistemas de información en el espacio público, incluyendo paradas de transporte, poco intuitivos por no tomar en cuenta diferentes canales de comunicación, tales como sistemas de orientación visual, táctil o audible.
Operacionales. Poco tiempo para el cruce peatonal con semáforo.
Actitudinales. Uso de términos despectivos.
Este conjunto de barreras en el espacio público ocasiona brechas en la cadena de accesibilidad, la cual busca satisfacer las diversas necesidades de movilidad para lograr que las personas con discapacidad puedan desplazarse libremente y desarrollar sus actividades cotidianas.
A través del Acceso Universal podemos lograr espacios accesibles teniendo como meta el diseño universal, así como con procesos participativos que incluyan a personas con discapacidad durante el diseño de los proyectos del espacio público, atendiendo el lema “nada sobre nosotros sin nosotros” [3]. La perspectiva del diseño universal representa un aporte para materializar la inclusión de todas las personas. Éste plantea que los productos, entornos, programas y servicios deban diseñarse mediante 7 principios [4] para ser utilizados por todas las personas, en la mayor medida posible, sin necesidad de adaptación ni diseño especializado.
Este año la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ) GmbH, a través del Programa de Protección del Clima en la Política Urbana de México (CiClim), dio acompañamiento técnico a proyectos urbanos en diferentes ciudades con un enfoque de cambio climático, donde uno de los ejes es el de Acceso Universal.
Con este tipo de acciones se aporta para lograr el lema de este año 2021 para el Día Internacional de las Personas con Discapacidad: “Liderazgo y participación de las personas con discapacidad en la construcción de un mundo post-COVID inclusivo, accesible y sostenible” [5].
Entre los éxitos de la COP26 se encuentran la creación de fondos de adaptación hasta por 350 millones de dólares, transferencias de 100 mil millones de dólares anuales a partir de 2020 para el cambio climático y la inclusividad en materia de género, de grupos indígenas y jóvenes. Asimismo, el compromiso de los países en reducir emisiones de CO2 un 45 por ciento para 2030 y la revisión de sus compromisos de reducción en 2022.
Por otra parte, también ha habido opiniones encontradas respecto a los resultados del evento, así como de las actualizaciones y nuevas medidas y acuerdos. Se evidenció que los compromisos de los gobiernos nacionales no son suficientes por lo que fue necesario asumir nuevos compromisos para mantener alcanzable el objetivo de 1.5°C.
Un tema polémico fue el de la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles ya que algunos países quieren aprovechar estos combustibles para alcanzar un crecimiento similar al que los países más desarrollados alcanzaron con su uso. Ante esto, en los acuerdos se optó por emplear el término “reducción” sobre “eliminación”.
En el Pacto Climático de Glasgow, resultado de la Cumbre, se pide a los países desarrollados duplicar los fondos para los países en desarrollo con la intención de adaptarse al cambio climático, así como la actualización de las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés) para 2030. Además, se destaca la necesidad de acción de los gobiernos nacionales para tomar acción en la materia y se promueve el apoyo a más espacios de intercambio en los que se generen metas y compromisos como los de la misma cumbre.
Durante la COP26, se reconoció al Área Metropolitana de Guadalajara con el Premio de la Acción Climática Global por su Plan de Acción Climática, conocido como PACmetro.Foto: GIZ México
México en la COP26
La agenda de México en la COP26 estuvo centrada en el aumento al financiamiento climático para países en desarrollo, promoción de medidas de adaptación climática a través de la Adaptación basada en Ecosistemas (AbE), como el programa Sembrando Vida, e incorporar la perspectiva de género y derechos humanos como temas transversales. Además, el país se mantiene en la meta de reducción de emisiones en 22 por ciento para 2030.
El “Pronunciamiento de los gobiernos subnacionales de México, en apoyo a la Declaración de Edimburgo y al Marco Global de Diversidad Biológica Posterior a 2020”, contiene un preámbulo, declaraciones y 13 compromisos particulares al contexto mexicano y ha sido signado por los siguientes gobiernos subnacionales: Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Campeche, Ciudad de México, Chiapas, Coahuila, Colima, Guerrero, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Morelos, Oaxaca, Querétaro, Quintana Roo, Sonora, Tabasco, Veracruz, Yucatán y Toluca, Estado de México.
Yucatán será beneficiario del gobierno de Reino Unido para implementar proyectos climáticos.
Se reconoció a Monterrey como el primer municipio del país en emitir la declaratoria de emergencia climática.
Se reconoció que más de 100 ciudades y municipios mexicanos cuentan con un área enfocada en cambio climático y planes de acción climática municipales.
Se destacaron los inventarios de emisiones en plataformas públicas, como CDP o GCoM, donde se puede conocer qué hacen algunos municipios mexicanos en materia climática y ambiental.
Esto es un ejemplo de cómo los gobiernos subnacionales y locales desempeñan un papel vital en la implementación y logro de los compromisos dentro del marco internacional sobre el cambio climático. En la COP26 estos gobiernos participaron mediante la Circunscripción de Gobiernos Locales y Autoridades Municipales (LGMA), la cual ha representado redes de gobiernos locales y regionales en los procesos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático desde la primera COP, en 1995.
Varias ciudades mexicanas avanzan hacia la electromovilidad con la incorporación de flotas eléctricas de transporte público. Foto: GIZ México
Electromovilidad y financiamiento en beneficio del medio ambiente
Sergio Mendoza, Director General de Fomento Ambiental, Urbano y Turístico de Semarnat, reconoció la importancia de las iniciativas de transición de flotas de transporte público, de vehículos de propulsión de combustión interna a motores eléctricos. Además, resaltó que los instrumentos de planeación de territorio, para reducir la brecha de desigualdades derivados del modelo de urbanización actual, se hayan incluido en las conversaciones de la cumbre climática.
En tanto, María Isabel Ortiz, Secretaria de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial (SMAOT) del estado de Guanajuato, dijo que los presupuestos deben reflejar el compromiso por la acción climática: finanzas sanas, destinar recursos a la inversión y enfoque en metas no condicionadas. Agregó que para 2025 hay que destinar financiamiento para proyectos concretos, en ciudades que tienen fuentes de emisiones bien identificadas. Y resaltó que este tema de financiamiento medioambiental debe ser atendido por todos, incluido el sector privado.
También destacó el trabajo de la entidad en materia climática, como la actualización de la ley de cambio climático para fortalecer la mitigación y adaptación al cambio climático. En movilidad sustentable, subrayó la apuesta del estado en el tema de la electromovilidad para transitar hacia el uso de energías renovables como fuente energética principal.
Otros puntos que resaltaron en el tema medioambiental fueron los siguientes:
Las emisiones se generan en territorio y es ahí donde tienen que hacerse los compromisos de combate al cambio climático.
Debe haber mecanismos de coordinación entre los diferentes órdenes de gobierno: voluntad política gubernamental, marco normativo, presupuesto asociado y fortalecimiento de capacidades.
Se reconoció la participación de estados en la Cumbre a través de diferentes redes de trabajo, donde participan entidades como Jalisco, Yucatán, Quintana Roo, Sonora, Nuevo León y Guanajuato.
Rutas de descarbonización en alianza con el sector privado en Yucatán y Jalisco.
El compromiso global de reducir el 30 por ciento de las emisiones de metano para 2030, tomando como línea base las emisiones de 2020.
Soluciones basadas en la economía circular, principalmente en gestión residuos.
En GIZ México nos enfocamos en atender la problemática de la gestión de residuos plásticos para evitar su entrada a los océanos y ecosistemas costeros. Foto: GIZ México
Fortalecimiento de capacidades a nivel local
Para Diana Quiroz, Directora de Políticas Públicas de la Unidad de Planeación y Desarrollo Institucional de Sedatu, las ciudades tienen una gran vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático, por lo que deben estar en el centro de la toma de decisiones y se deben fortalecer sus capacidades para lograr cambios a nivel local.
Dijo además que hay que reconocer la biodiversidad y los servicios ecosistémicos como tema central para el funcionamiento de las ciudades.
Reconoció que, para tener proyectos bancables y acceder a financiamiento, se necesita identificar qué se acciones de mitigación y adaptación se hacen, cuantificar sus impactos y contribuciones, identificar a los actores involucrados e identificar qué se requiere hacer todavía en esta materia.
Por otra parte, Horacio Urbano, presidente de Centro Urbano, dijo que la planeación y regulación urbana no está coordinada entre el gobierno y la iniciativa privada. Destacó que la sinergia entre actores ayudaría a fortalecer las capacidades municipales, daría claridad a los proyectos, ayudaría a acceder a financiamientos y ayudaría a establecer vínculos internacionales para acceder a recursos.
En cuanto a vivienda, dijo que se dejó de producir vivienda social por las condiciones de la planeación urbana. Ante esto, se requieren políticas de vivienda de alto impacto, con alcance social y ambiental, y que se actualicen los instrumentos de vivienda, lo que también ayudaría a hacer frente al cambio climático.
Centro Urbano dijo que actualizar los instrumentos de vivienda actuales ayudaría también a hacer frente al cambio climático. Foto: GIZ México
‘No hay justicia social sin sostenibilidad’
Edgar Villaseñor, Secretario Regional para México, Centroamérica y el Caribe de ICLEI, resumió la conversación con el mensaje de que planear ciudades es atender el cambio climático. Dijo que en los programas municipales de desarrollo urbano se debe fortalecer el tema del cambio climático como un elemento transversal, que se deben considerar los temas de biodiversidad y vivienda e incluir los conceptos de sustentabilidad.
En cuanto al financiamiento, retomó el mensaje de que no se trata de la falta de recursos, sino de construir proyectos bancables y el gobierno debe asumir un papel más activo para diversificar las fuentes de financiamiento.
Mencionó que se espera que los acuerdos de la COP26 se reflejen en la vida del 80 por ciento de los mexicanos que viven en las ciudades.
Participantes de la mesa de análisis “Las ciudades en México después de la COP26”: (de izq. a der.) Diana Quiroz (Sedatu), Edgar Villaseñor (ICLEI), María Isabel Ortiz (SMAOT-Guanajuato), Dennis Quennet (GIZ México), Horacio Urbano (Centro Urbano) y Sergio Mendoza (Semarnat). Foto: GIZ México
Del 31 de octubre al 12 de noviembre de 2021 en Glasgow (Reino Unido), se llevó a cabo la 26a Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26 CMNUCC). La conferencia tiene como objetivo acordar y acelerar la acción sobre el Acuerdo de París, firmado en 2015. El éxito de la Cumbre dependerá de la reformulación y el ambicioso avance de los líderes mundiales y compromisos por parte de todas las naciones, con la colaboración de todos los niveles de gobernanza, desde el local hasta el nacional.
Hoy se reconoce que los gobiernos subnacionales y locales desempeñan un papel de vital importancia en la implementación y logro de los compromisos dentro del marco internacional sobre el cambio climático. En la COP26, gobiernos subnacionales y locales participaron mediante la Circunscripción de Gobiernos Locales y Autoridades Municipales (LGMA), la cual ha representado redes de gobiernos locales y regionales en los procesos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) desde la primera Conferencia de las Partes (COP) en 1995.
Con el fin de promover la acción climática en México más allá de la COP26 y formular la retórica en planes concretos, ICLEI Gobiernos Locales por la Sustentabilidad y la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ) en México invitan al evento Las ciudades en México después de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 (COP26).
Ciudad de México, 09 de noviembre de 2021. Durante la edición 2021 de Octubre Urbano, la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ) en México, que trabaja por encargo del gobierno alemán y la Unión Europea, desarrolló sus actividades en torno a los diferentes retos ambientales, climáticos y sociales que se han derivado de la urbanización en México.
Ante el crecimiento urbano acelerado, la pérdida de espacios ambientales dentro y fuera de las ciudades y los efectos del cambio climático, con aliados y socios impulsamos el diseño de los espacios públicos para hacerlos más sustentables. Presentamos el proyecto “Calles Compartidas: Calles de Encuentro” en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, un trabajo que transforma las calles en espacios incluyentes y accesibles para todas las personas, tanto para quienes se mueven a pie, en bici o en auto.
También presentamos “Nuestro Barrio Resiliente”, un proyecto con el que, a través de la implementación de infraestructura verde en espacios públicos y un mejor manejo del agua, busca reducir la vulnerabilidad de la ciudad de San José del Cabo, en Baja California Sur, ante los efectos del cambio climático, como son las islas de calor, inundaciones severas y lluvias torrenciales.
Además, junto con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), Cities Alliance, ONU-Hábitat y la Asociación Mexicana de Institutos Municipales de Planeación (AMIMP), presentamos la publicación “Trazando territorios: ruta para la planeación y ordenamiento territorial sostenible”, una herramienta para la planeación territorial y urbana incluyente y amigable con el medio ambiente. En tanto, con el sector privado lanzamos la “Guía Empresarial por las Ciudades Sostenibles” para ayudar a las empresas a definir un plan de acción para cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible 11: Ciudades y Comunidades Sostenibles.
Durante Octubre Urbano 2021 abordamos algunos de los retos y soluciones de la urbanización en las ciudades mexicanas, así como el papel de las ciudades en la protección del medio ambiente.Foto: GIZ México
Por otra parte, también hemos compartido experiencias y perspectivas sobre el uso inteligente de datos para la movilidad de personas y mercancías en las ciudades y se reconoció que esto puede potenciarse a través del trabajo conjunto entre gobiernos, sociedad civil, empresas, academia y organismos de cooperación técnica internacional.
De esta manera, se espera que la digitalización de la movilidad se vea reflejada en la toma de decisiones, brinde beneficios como más y mejor infraestructura ciclista, incremente la eficiencia y confianza en el transporte público, reduzca contaminantes derivados de la entrega de mercancías en las ciudades y así las personas respiren un aire más limpio.
Para Dennis Quennet, director del programa Ciudades y Transporte Sustentable de la GIZ México, “hemos tocado varios temas de las ciudades en México en el transcurso de este mes de octubre urbano. La protección del medio ambiente, la adaptación y mitigación al cambio climático en las zonas urbanas y la transformación del sector de transporte tomando en cuenta los impactos de la pandemia y la digitalización son varios de los retos que buscamos atender. Las informaciones y perspectivas ganadas en el mes de octubre, los integraremos en nuestras actividades para seguir mejorando nuestra asesoría y cooperación”.
Invitamos a conocer más información del trabajo de la GIZ México en torno la urbanización en México, así como la movilidad sustentable de personas y mercancías.
La exitosa cooperación entre Alemania y México se remonta a la década de 1970. Desde entonces, la GIZ asesora al gobierno mexicano y a otros tomadores de decisión. Implementa programas por encargo del Ministerio Federal Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ) y del Ministerio Federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza y Seguridad Nuclear (BMU), en el marco de la Iniciativa Internacional para la Protección del Clima (ICI), lo mismo que de instituciones internacionales como la Unión Europea. Los objetivos generales de la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable son principalmente proteger los bienes ambientales públicos y globales y fomentar el desarrollo sustentable.
Informes y estudios recientes han dado noticias sobre el estado crítico de la naturaleza: más del 70 por ciento del suelo libre de hielo está ahora bajo el control humano y cada vez se degrada más por actividades como la agricultura, la deforestación, la extracción de recursos naturales y la falta de control del crecimiento urbano.
Estas acciones promueven de manera directa e indirecta la fragmentación de los ecosistemas y la pérdida de la biodiversidad. Más de un millón de especies están en peligro de extinción (una de cada ocho de las especies que existen en la actualidad). Además, los principales científicos del mundo advirtieron que la naturaleza está desapareciendo a un ritmo entre decenas y cientos de veces superior a la media de los últimos 10 millones de años.
Y no es que hayan faltado buenas intenciones en el pasado para detener estos problemas. En 2010, los países miembros del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD por sus siglas en inglés) acordaron 20 objetivos para la protección y el uso sustentable de la biodiversidad que debían cumplirse antes de 2020. Estas “Metas Aichi” comprendieron metas desde la integración de la biodiversidad en los procesos de planificación y desarrollo a nivel nacional y subnacional, la reducción de las diferentes causas directas de la perdida de la biodiversidad (como la sobrepesca y la contaminación), hasta la movilización de recursos financieros para lograrlas.
La contaminación de los ecosistemas, aquí en el Arroyo Moreno de Boca del Río, Veracruz, es una de las principales causas directas de la pérdida de la biodiversidad.Foto: GIZ México
A pesar de algunos avances, no se logró el cumplimiento de ninguno de los 20 objetivos. Las razones son múltiples, entre ellas la falta de voluntad de los países para priorizar la biodiversidad en su agenda política y promover reformas de diferentes sectores. Otra razón son las altas inversiones continuadas en actividades que impactan de manera negativa a la biodiversidad, por ejemplo, la agricultura industrial y la pesca a gran escala.
Al mismo tiempo, el crecimiento de la población mundial provoca el crecimiento urbano y el consumo de productos para cuya producción se extraen recursos naturales, se talan bosques y se contaminan los ecosistemas. Esto muestra que la pérdida de la biodiversidad tiene múltiples causas directas e indirectas, y que se requieren esfuerzos en varios sectores y niveles políticos para frenar estas tendencias.
2021 se ha nombrado en varias ocasiones como el año para reconciliar la humanidad con la naturaleza. La evidencia científica señala que para resolver este reto será necesaria la acción global y coordinada. Por ello, los países miembros del Convenio sobre la Diversidad Biológica negocian un nuevo marco global para la diversidad biológica. El borrador del nuevo marco se está negociando en varias rondas, la última tuvo lugar del 11 al 15 de octubre 2021 y concluirá en mayo de 2022.
Teoría de cambio del nuevo marco mundial para la diversidad biológica [1].
Los 21 objetivos del nuevo marco mundial se dividen en tres secciones principales: reducir las amenazas para la biodiversidad, utilizarla para satisfacer las necesidades de las personas y desarrollar las herramientas y soluciones necesarias para alcanzar estas metas. Al igual que su predecesor, incluye metas que exigen la reducción de las inversiones perjudiciales para la biodiversidad y la reducción de la contaminación de todas las fuentes, incluidos los residuos plásticos. Y también hay nuevos elementos: la importancia de las ciudades para la conservación de la biodiversidad se refleja a través de una meta sobre los espacios verdes y azules en zonas urbanas y otras zonas densamente pobladas (meta 12).
Las nuevas metas, por muy adecuadas que sean, no garantizan por sí solas el cambio necesario. Entonces, ¿qué hay que hacer diferente en esta década para cumplir con el nuevo marco mundial? Claramente, se necesitan acciones a nivel subnacional para garantizar la implementación de las metas: sin compromiso en lo local, no habrá cambios globales. Los gobiernos locales y subnacionales – en particular las ciudades, ya que planifican, coordinan, regulan, supervisan y refuerzan los patrones de producción y consumo – tendrán un papel crucial para el cumplimiento de hasta dos tercios de los nuevos objetivos de biodiversidad para después de 2020 [2].
Esto se debe a que las decisiones que se toman en las ciudades determinan cómo la sociedad impacta al paisaje y la naturaleza. La gobernanza de las ciudades comprende temas como la infraestructura urbana, la regularización de emisiones, la contaminación y la gestión de los residuos. Las consecuencias sobre cómo las ciudades gestionan estos temas no se limitan a sí mismas, dado que afectan la calidad del aire, el suelo, el agua, los ecosistemas y la vida de las personas más allá de las urbes.
Las ciudades mexicanas costeras y su potencial contribución para proteger la biodiversidad
En el caso de México, los ecosistemas sufren una gran presión por el crecimiento poblacional y un desarrollo urbano desordenado, con efectos negativos sobre la biodiversidad – particularmente los ecosistemas costeros – como mostramos a mayor detalle en este artículo de nuestro blog. Mejorar la protección de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos en regiones costeras urbanas es clave para frenar y revertir la pérdida de biodiversidad a nivel local y regional.
Por ello, a través del proyecto “Desarrollo sustentable de regiones costeras urbanas mediante la integración de servicios ecosistémicos y biodiversidad” (BIOCITIS), implementado por la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ) y que tiene como contrapartes al Gobierno de México a través de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), los gobiernos locales de tres regiones costeras pilotos y, como aliados, a actores de la sociedad civil, academia y sector privado se trabaja para lograr la integración de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos en la planeación y el desarrollo urbano de las ciudades costeras de México.
GIZ México trabaja para fortalecer la integración de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos en ciudades costeras como Los Cabos. Foto: GIZ México
En particular, se optimizará la gestión de 40,000 hectáreas de ecosistemas en las zonas costeras urbanas. Actualmente, el proyecto implementa iniciativas locales alrededor de 3 ejes: 1) conservar, proteger y restaurar los ecosistemas en las regiones costeras, 2) revitalizar espacios públicos y promover espacios verdes en zonas costeras, 3) educar y sensibilizar a la población y diferentes sectores políticos y económicos sobre la importancia de los ecosistemas en las zonas costeras.
De esta manera, se combina la protección, restauración y gestión sostenible de los ecosistemas con la planificación, gestión e infraestructura urbana, integrando estos elementos con otros temas claves como la resiliencia, salud y economía. El enfoque del proyecto es holístico y multisectorial, lo cual permite atraer a los actores que influyen en los cambios del uso de suelo o presiones sobre los ecosistemas, como los sectores turístico de gran escala, inmobiliario, agrícola, entre otros.
Así, la GIZ México coopera para crear experiencias e impactos que contribuirán – desde lo local – particularmente a la meta 12 del nuevo marco mundial para la biodiversidad: “Aumentar la superficie de espacios verdes y azules en zonas urbanas y otras zonas densamente pobladas, el acceso a esos espacios y los beneficios que brindan para la salud y el bienestar humanos”.
Los ecosistemas en las zonas (peri-) urbanas, como el Parque Ecológico Estatal de Bacalar, no solamente contribuyen al bienestar humano, sino también a la protección contra riesgos y fenómenos naturales extremos.Foto: GIZ México
Adicionalmente, los resultados de BIOCITIS abonarán a la meta 11 relacionada con la protección contra riesgos y fenómenos extremos, a través de la implementación de medidas de infraestructura verde que fortalecerán la resiliencia de las ciudades al cambio climático y proyectos locales que contribuyen a la reducción de riesgo de desastre. A través de la actualización de los instrumentos de planeación territorial y urbana, el proyecto también contribuirá a la meta 14 relacionada con la integración de la biodiversidad en políticas, normas, la planificación y procesos de desarrollo.
Reconciliar la naturaleza con la humanidad es de nuestros retos más importantes, no solo para frenar la pérdida de biodiversidad, sino también para disminuir los efectos del cambio climático y prevenir futuras pandemias. Una parte de la solución está en nuestras ciudades, y existe una amplia gama de herramientas para un desarrollo urbano más ecológico e inclusivo. ¡Implementémoslas!