Una rápida mirada al pasado: en 1995 México tenía una población de 91.6 millones de habitantes que producían 87,561 toneladas de residuos sólidos urbanos diarios. Los municipios eran responsables de manera directa del manejo de estos a través de prácticas recomendadas por la ingeniería sanitaria, así como la instalación y funcionamiento de infraestructura sanitaria, que era responsabilidad de la entonces Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL).
La mayoría de estos residuos no tenían un manejo adecuado y en ese momento los impactos ambientales no eran considerados tan importantes. El marco legal estaba dado por el Artículo 115° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA), junto con algunas normas mexicanas al respecto.
Fue en este contexto cuando se inició la cooperación internacional alemana con México [1], abordando un tema sectorial especifico con una contraparte de gobierno subnacional para mejorar la gestión de residuos sólidos en los 121 municipios de Estado de México, a través del formato de un proyecto a mediano plazo, con presupuesto y personal enviado en estancia local.
Para 1997 inició la actividad de la Agencia de Cooperación Técnica Alemana (GTZ) [2] a través de asesoría técnica especializada, consultoría nacional e internacional y el involucramiento de los gobiernos municipales y diversas organizaciones de sociedad civil. Además, se fortaleció la forma en que los municipios mexiquenses realizaban el manejo de los residuos sólidos y se desarrollaron proyectos piloto para la recolección separada de los residuos desde los domicilios, mejorar la operación de rellenos sanitarios, la elaboración de composta, el tratamiento de la fracción orgánica a través de otras metodologías, y comenzaron a gestarse los aspectos para una planeación estratégica a mediano y largo plazo en este sector.
De manera posterior, el trabajo con Estado de México para la elaboración de normas técnicas, guías para el manejo de residuos y la capacitación hacia los servidores públicos escaló a nivel nacional con la integración de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) como contraparte principal. De esta manera, el tema de residuos sólidos paso a ser de importancia medioambiental.
En el trascurso de estos primeros años se apoyó la elaboración de la Ley General para la Prevención y Gestion Integral de Residuos (LGPGIR), la NOM-083 para rellenos sanitarios y la conformación de la Red GIRESOL, que tendría para finales de 2012 un total de 300 promotores en el territorio nacional, además de dos redes regionales (una en Jalisco y otra en Centro-Occidente) y cuatro redes en América Latina y el Caribe (República Dominicana, Guatemala, El Salvador y Ecuador).
En 2011 GTZ se transformó en GIZ (Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable), y con ello los proyectos sectoriales de residuos sólidos en México se volvieron emblemáticos a nivel regional en América Latina y el Caribe.
De esta manera, los trabajos más relevantes fueron el diseño y desarrollo de capacidades humanas enfocadas en la elaboración de programas municipales para la prevención y gestión integral de residuos sólidos urbanos, los planes de residuos de manejo especial, la estrategia para el manejo de residuos sólidos en zonas insulares y el manejo de residuos sólidos en situaciones de riesgo en casos de desastre natural. Además, se vislumbraron las ventajas de proyectos intermunicipales para la construcción y operación de infraestructura común para el manejo de residuos sólidos. Muchos de estos trabajos se realizaron en colaboración con los gobiernos de Estado de México, Guerrero, Colima, Quintana Roo, entre otros.
A partir de 2014 el trabajo de GIZ en materia de residuos sólidos se integró a temas de gestión ambiental urbana, lo que dio énfasis al fortalecimiento de la gobernanza para proyectos de rescate de cuencas, así como el apoyo de los primeros esfuerzos para la reducción de residuos plásticos en La Paz, BCS, y Quintana Roo. Otra línea de trabajo fue la valorización energética de la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos, acompañando a diferentes esfuerzos de gobiernos municipales para fortalecer proyectos técnicos, así como para estructurar propuestas financieramente viables, bajo procesos que han requerido de varias administraciones municipales, como Naucalpan, Cozumel, Xalapa y la Zona Metropolitana de Monterrey, donde, en algunos casos, todavía siguen vigentes a pesar del término de la cooperación con GIZ.
La segunda década del siglo XXI trajo consigo proyectos globales de colaboración internacional. Por ejemplo, “OLAS, por un Océano Limpio” se enfocó en la reducción del uso de materiales plásticos en el sector hotelero, la colocación de Puntos Limpios por parte de los gobiernos locales y la prueba del modelo Waste Flow Diagram (WFD) para determinar las fugas de residuos plásticos al océano. Mientras que el proyecto “Caribe Circular” apuesta a la sensibilización de la población y el sector turístico sobre el manejo adecuado de residuos plásticos a través de modelos de negocios de reciclaje inclusivo en la región.
El proyecto más reciente de cooperación Alemania-México es “Protección de las regiones costeras mexicanas y sus ecosistemas marinos mediante la reducción de residuos plásticos (PROCEP)”, cuya misión es reducir el consumo de materiales plásticos de un solo uso en los sectores turístico y pesquero, así como apoyar a la mejora de la gestión de residuos sólidos urbanos en nueve municipios de la costa de Oaxaca, para disminuir la cantidad de residuos plásticos que ingresan a los ecosistemas marinos del Pacífico mexicano.
A través de este proyecto se coopera con actores gubernamentales, sociales y privados para que, a través de una línea base, se establezcan líneas estratégicas y lograr la meta planteada hacia finales de 2024. Este proyecto se apoya en las experiencias y lecciones aprendidas a lo largo de la historia de GTZ-GIZ, aunado a la nueva visión relacionada con la urgencia climática, la economía circular y la conservación de ecosistemas.
En la mirada al presente, hasta 2020 México contaba con 129 millones de habitantes que producían más de 120 mil toneladas diarias de residuos sólidos. Ahora hay un marco jurídico más robusto, con la participación de varias instituciones federales para ordenar esta gestión, sumado a experiencias internacionales y nacionales, pero aún queda mucho que hacer para sensibilizarnos de la responsabilidad de nuestras acciones diarias y mejorar la forma en que los servidores públicos operan el manejo de residuos en el país.
En próximos artículos de este blog, las y los lectores serán testigos de las acciones, avances y resultados que las contrapartes de Oaxaca y otras regiones costeras en el Pacífico mexicano lograrán en la materia.
Fuentes de información
[1] Antes la cooperación se atendía con estancias cortas de expertos técnicos alemanes para encargos en temáticos específicos.
[2] En 1975 se creó la Deutsche Gesellschaft für Technische Zusammenarbeit (GTZ) con el objeto de mejorar las oportunidades de desarrollo de la población de los países en vías de desarrollo y en proceso de reforma y estabilizar las bases propias de su existencia. Desde el momento de su creación, el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ), tuvo por meta promover la eficiencia de los individuos y de organizaciones en los países contrapartes, ya sea transmitiendo conocimientos y capacidades, movilizando las ya existentes o mejorando las condiciones para su aplicación. https://www.agci.cl/images/centro_documentacion/la_cooperacion_alemana.pdf