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Movilidad inteligente en favor de las personas y la innovación

En años recientes se ha popularizado el uso de la etiqueta “inteligente” en varios ámbitos de la vida urbana. Echebarría et. al (2020) describen que este término se originó en la academia estadounidense en los años 90 para referirse al uso de la tecnología en los procesos organizativos de la ciudad, sin embargo, fue después del 2010 cuando se le añadió al significado un enfoque centrado en las personas [1]. De esta forma, el simple uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) es indispensable pero no suficiente para que un ámbito se considere inteligente. En este sentido, el uso de las tecnologías debe estar canalizado para el beneficio de las personas.

En este texto se exploran los beneficios que la movilidad inteligente aporta a la vida diaria y cómo impulsarla en México, un tema de relevancia considerando que la movilidad es parte del día a día de las personas, el desarrollo económico y las emisiones contaminantes.

Usuario del sistema VayVen, en la ciudad de Mérida, Yucatán, viendo la ruta del transporte en su celular. Foto: IMDUT

Innovación como beneficio

La movilidad inteligente es el uso de las innovaciones tecnológicas, de organización y de gobernanza con el objetivo de mejorar la inclusión, seguridad, eficiencia, participación ciudadana y reducción de las emisiones de los servicios de transporte.

Ahora bien, ¿cómo se traduce esto en la vida diaria de las personas?   

La movilidad inteligente se refleja en la innovación organizacional con los cambios de modelo de administración en el transporte público. Por ejemplo, la transición de un sistema hombre-camión, en donde el concesionario asume en su totalidad la responsabilidad de la prestación del servicio [2], a un modelo integrado de transporte, en dónde existe una coordinación efectiva entre diversos modos de transporte, infraestructuras y servicios para ofrecer una red eficiente.  Estas innovaciones deben estar acompañadas de las TICs, como sensores (contadores infrarrojos o de video, que midan la velocidad de las unidades), infraestructura digital y aplicaciones que ofrezcan información en tiempo real, como el número de pasajero o la posición de las unidades de transporte.

Dentro de las innovaciones políticas resaltan la elaboración de planes de movilidad con participación de la ciudadanía, lo cual deriva en redes de transporte más acorde a las necesidades de las personas usuarias, como rutas de transporte directas entre su origen y destino, ampliación de los horarios del funcionamiento y opciones de movilidad de última milla. La innovación política también implica la actualización y armonización de leyes de movilidad, y esquemas de gobierno digital. Estas innovaciones son respaldadas por el uso de las TICs por medio de aplicaciones que faciliten la gobernanza digital, como sistemas integrados de reportes de tránsito, plataformas de datos abiertos o foros digitales.

Checador de tarjeta electrónica de un sistema integrado de transporte en Oaxaca. Foto: GIZ

La ruta en México

La movilidad inteligente en México tiene un amplio potencial de desarrollo, principalmente en ciudades de población media, en las cuales es poco común el uso de tecnologías en el transporte público y es menor el número de ciudades que utilizan la tecnología en sincronía con formas de organización y políticas públicas innovadoras. Además, existen innovaciones organizacionales que no cuentan con las bases jurídicas para operar, marcos normativos que no han sido implementados y tecnologías sin sistemas administrativos que las usen de forma correcta.

La ruta en México para desarrollo de la movilidad inteligente es por medio de la armonización legislativa a nivel subnacional, impulsando el marco político que habilita la integración de las innovaciones en el transporte público, por medio del desarrollo de aplicaciones que brinden información a las personas usuarias para planificar su ruta y el cambio del esquema hombre-camión a un sistema integrado de transporte.

Centro de control del CityBus en Oaxaca. Foto: GIZ

En concordancia con esta ruta, la GIZ implementa en México el proyecto Transición hacia un Sistema Integrado e Inteligente de Transporte Público en México (TranSIT) por encargo del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ por sus siglas en alemán), en coordinación con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) para el desarrollo una movilidad inteligente en algunas ciudades del país.

A través del proyecto, con aliados se trabaja en el fortalecimiento de las innovaciones políticas como la armonización de las leyes de movilidad a nivel subnacional, así como el impulso del desarrollo de aplicaciones que brinden información a personas usuarias para planificar su ruta y de las innovaciones organizacionales. Asimismo, la GIZ provee asesoría técnica relativa a soluciones digitales en administración, planeación, operación para el transporte público en México.

Fuentes de información

[1] Echebarría, et. al. (2020) The Smart City journey: a systematic review and future research agenda. Disponible en https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/13511610.2020.1785277

[2] Rodriguez Salazar, G. (2022). Guía para la conformación de empresas de transporte público como alternativa a la obsolescencia del esquema hombre-camión en https://repositorioinstitucional.buap.mx/server/api/core/bitstreams/1235302c-7db2-413c-8332-035152aabe61/content

Reducción de emisiones contaminantes por el uso del transporte multimodal de carga

El transporte de carga en México es una de las actividades económicas más contaminantes y de mayor intensidad energética debido al tipo de vehículos utilizados y los largos trayectos recorridos. El principal medio de transporte de carga en México es por carretera (56.2%). Le siguen la vía marítima (30.1%), el ferrocarril (13.6) y la vía aérea (0.1%) (SICT, Estadística Básica 2021)).

Los sectores económicos del país que requieren de algún tipo de movilización de productos y mercancías son principalmente el industrial (45.33%), el agrícola (26.91%) y el mineral (11.34%). También destacan los productos del petróleo y sus derivados (10.72%), y los productos asociados a las actividades del sector forestal, inorgánico y animal. (ARTF, Pulso Ferroviario, 2021)

Autotransporte de carga pesada en carretera.
Autotransporte de carga pesada en carretera. Foto: GIZ

Para incrementar la competitividad empresarial y reducir la huella de carbono del sector transporte, resulta indispensable promover el uso de distintos tipos de transporte de carga con base en sus ventajas comparativas y emisiones. Contar con herramientas estandarizadas para el cálculo de emisiones por los recorridos de mercancías en el país es un importante primer paso.

El Programa Transporte Sustentable de la Cooperación Técnica Alemana (GIZ) en México, en colaboración con la Asociación Nacional de Transporte Privado (ANTP), desarrolló una metodología para el cálculo de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y de contaminantes criterio por el uso los transportes de carga de tipo carretero, marítimo y ferroviario.  

Transferencia de contenedores de ferrocarril a ferry en el puerto de Topolobampo.
Transferencia de contenedores de ferrocarril a ferry en el puerto de Topolobampo. Foto: ANTP

Esta herramienta se encontrará disponible en forma virtual en el portal digital de la ANTP para su consulta pública.  El objetivo de esta medida es incentivar a las empresas a considerar y hacer cambios en sus sistemas de transporte de productos, tomando como referencia la metodología diseñada y las experiencias de las empresas que participaron en el análisis. En adición, el uso de la herramienta permite determinar la huella de carbono de los productos comercializados, promoviendo la sustentabilidad en el transporte de mercancías.

La metodología para el cálculo de emisiones y contaminantes se utilizó para analizar dos corredores logísticos con datos de las empresas que los transitan y datos de las características de las carreteras, caminos, y vías férreas proporcionados por la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transporte (SICT). Entre los resultados se encuentran que, al utilizar transporte intermodal en un trayecto de Ciudad de México a La Paz, Baja California Sur, hay una reducción de 54% dióxido de carbono equivalente (CO2e) respecto al autotransporte tradicional, mientras que de Ciudad de México a Mexicali, Baja California, hay una reducción del 51% de CO2e.

Para conocer más del tema, invitamos a leer el artículo publicado en la revista Internationales Verkehrswesen. 

Y en el siguiente documento, invitamos a conocer la Metodología para la estimación de gases de efecto invernadero y contaminantes criterio en el transporte de carga en México.

Infraestructura Verde para Torreón: Plan de Acción Climática Municipal

Acompañamiento a la implementación del esquema de negocio de economía circular para la mejora de los centros de destrucción vehicular de Jalisco

Manual de construcción de oasis urbanos en regiones áridas de México

Cities Challenge: transformación de espacios públicos en nuestras ciudades

Infografía: Gases y compuestos de efecto invernadero

Infografía: Viajar en bici reduce tu huella de carbono

Infografía: Beneficios de la infraestructura verde

Infografía: Beneficios de la movilidad sostenible