Carolina, una joven mamá, toma el transporte público todos los días para dejar a su hijo en la guardería antes de ir a trabajar. Debe salir muy temprano, pues no sabe cuánto tiempo tardará. La semana pasada llegó tarde a su trabajo dado que una unidad de la ruta que usa atropelló a un adulto mayor unas cuadras antes de su casa. Además, utilizar el transporte público le cuesta hasta un tercio de su salario mensual; hace unos días fue víctima de acoso y le intentaron quitar el celular en el camión. Aunado a ello, la contaminación que producen las unidades que utiliza contribuyen a una mala calidad del aire, lo cual le ha causado problemas respiratorios.
Un transporte público que no genere externalidades negativas por su operación, ni exponga a ningún riesgo a las personas usuarias o a terceros, permita su uso bajo cualquier condición de salud e incluso cuide a las personas usuarias, podría ser una realidad.
La Iniciativa Climática de México (ICM) y el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP, por sus siglas en inglés), a través de su publicación Externalidades negativas asociadas al transporte terrestre en México (2019) presentan cinco externalidades negativas principales asociadas al transporte terrestre: ruido, contaminación por partículas suspendidas PM10 y PM2.5, emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), congestión, y (muertes y lesiones causadas por) siniestros de tránsito.
Si bien el transporte público de carácter masivo es la forma motorizada más eficiente en la movilidad terrestre, sus características actuales hacen que tenga las mismas externalidades negativas que el resto de los vehículos motorizados. La eliminación de estas externalidades y la adición de cualidades consideradas “de cuidados” tendría como resultado un transporte que procure las necesidades y derechos actuales de la población.
El concepto «transporte de cuidados» remite a un transporte público capaz de brindar la posibilidad de conveniencia, comodidad y seguridad, de tal manera que se convierta en la primera opción de movilidad de toda la ciudadanía. Inspirado por las “ciudades de cuidados” (Chinchilla, 2021), el transporte de cuidados toma algunas de sus características y condiciones para ofrecer una mejor calidad de vida a su ciudadanía al facilitar la convivencia y garantizar el disfrute de la ciudad para todas las personas. De esta manera, el transporte de cuidados va más allá de aportar soluciones a las necesidades de una movilidad cómoda, segura y eficiente a toda la comunidad.
Las características más importantes de un transporte de cuidados son las siguientes:
1. Amigable con el medio ambiente y la salud de las personas: Utiliza tecnologías y combustibles que generan bajas o nulas emisiones de partículas nocivas a la salud y gases de efecto invernadero para evitar dañar el medio ambiente e incidir en los efectos del cambio climático. Asimismo, produce emisiones de ruido tan bajas que no dañan a la salud ni afectan a ningún ser vivo.
2. Seguro para todas las personas: Sus características físicas y de operación no exponen a las propias personas usuarias ni a terceros a riesgos de lesiones físicas, ni genera condiciones para la violencia o el acoso. A su vez, se traduce en los siguientes ámbitos:
3. Inclusivo y accesible: Su operación, diseño de estaciones y unidades y configuración son adecuadas para atender las necesidades de acceso y uso de cualquier persona usuaria, pues es fácil y cómodo, tanto al ingresar a estaciones y unidades, como al circular.
4. Asequible: Permite ser utilizado por personas de cualquier capacidad económica sin representar una erogación excesiva en proporción con sus ingresos.
5. Conveniente y conectado: La frecuencia de las rutas, así como su conectividad y distancia de otras formas de movilidad, como a pie, en silla de ruedas o en bici, acercan a las personas a sus destinos de una manera más práctica.
A partir de finales de 2020, México incorporó en su Constitución el derecho a la movilidad en condiciones de seguridad vial, accesibilidad, eficiencia, sostenibilidad, calidad, inclusión e igualdad, por lo que las condiciones de un transporte de cuidados estarían alineadas al derecho a la movilidad en el país.
A pesar de que millones de personas necesitan moverse para realizar sus actividades diarias, como Carolina, muchas personas usurarias experimentan percances que no les permiten ejercer de manera plena y segura su derecho a la movilidad. Es importante incorporar el concepto de cuidados en el diseño y operación de los sistemas de transporte público, para así ofrecer bienestar a todas las personas usuarias, incluyendo y empezando por aquellas más vulnerables.
Desde la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ) en México trabajamos en colaboración con los tres órdenes de gobierno para generar acciones de desarrollo sostenible en la movilidad urbana que permitan mejorar las condiciones de calidad de vida de la población.
Contemplando los principios del transporte de cuidados, la GIZ México implementa el proyecto Transición hacia un Sistema Integrado e Inteligente de Transporte Público en México (TranSIT), por encargo del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ por sus siglas en alemán), en coordinación con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) al nivel nacional, con Oaxaca, Puebla y Yucatán a nivel estatal y el municipio de León al nivel subnacional.
El proyecto tiene el objetivo de mejorar las bases estratégicas y operativas para un transporte público integrado, inteligente y amigable con el clima, con una duración estimada de cuatro años, de 2022 a 2026.
Fuentes de información