La pesca es una de las principales actividades económicas del mundo, es esencial para la seguridad alimentaria de las personas.
México cuenta con más de 11 mil kilómetros de litorales donde se capturan más de 2 millones de toneladas de peces [1]. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), más de 200,000 personas trabajan en la pesca, de las cuáles 88 por ciento son hombres y 12 por ciento son mujeres [2]. Además, el país tiene el 12 por ciento de la biodiversidad mundial y en los mares mexicanos habitan alrededor de 2 mil especies endémicas.
En Oaxaca, a lo largo de casi toda la costa, se lleva a cabo la pesca ribereña, de pequeña escala, en embarcaciones menores, la cual aprovecha diversas especies de peces y mariscos. En el puerto industrial de Salina Cruz también se desarrolla la pesca de altura, con grandes embarcaciones para viajes de larga duración enfocada principalmente a la pesca de camarón y especies de alta mar.
Un mar saludable nos brinda alimento, genera empleos y bienestar ambiental, social y económico. Desafortunadamente, el consumo desmedido de plástico pone en riesgo su equilibrio y la biodiversidad de la cual dependemos. La contaminación plástica tiene implicaciones directamente en el sector pesquero, sus familias y la seguridad alimentaria de todos.
El plástico que ingresa al mar proviene de fuentes terrestres derivadas de actividades económicas que consumen y usan plástico de un solo uso, como el comercio y el turismo. Además, el sector pesquero también es pieza clave en el consumo y generación de plásticos. Sin embargo, este sector también es un aliado importante para la reducción de plásticos en el mar, pues son las y los pescadores quienes viven día a día esta problemática, pero que a la vez pueden ser parte de la solución.
En un trabajo conjunto, el sector pesquero de Oaxaca, la Red de Investigaciones y Soluciones Antropológicas S. C. (Red-ISA) y la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ) en México determinaron la línea base del consumo y generación de plásticos de este sector. Con esta información se trabaja con autoridades y pescadores para elaborar juntos un plan de acción para la reducción de residuos plásticos. Además, a través del diagnóstico documental en toda la costa de Oaxaca y el trabajo en campo a través de encuestas, entrevistas y caracterización de residuos de la actividad pesquera en Salina Cruz, la Red-ISA detectó las principales problemáticas del sector con relación al plástico (Tabla 1).
El trabajo de campo estuvo enmarcado en la “Guía nacional para identificar puntos críticos de contaminación por plásticos y orientar la acción”, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Desde esta perspectiva y de acuerdo con los datos obtenidos, se localizaron los principales “puntos críticos” de fugas de plástico, los cuáles fueron: 1) PET (usado en envases de bebidas embotelladas) y 2) PA y PP (derivado de distintas artes de pesca) y LDPE (de las bolsas de plástico en la compraventa del producto) (Fig. 1).
Por otra parte, se concluyó que la generación de plástico del sector pesquero en relación con el plástico total de los municipios con los que actualmente trabaja la GIZ México fueron menores al 0.1 por ciento. Esto en proporción con los resultados de otro estudio realizado dentro del proyecto “Protección de las regiones costeras mexicanas y sus ecosistemas mediante la reducción de residuos plásticos” (PROCEP) para caracterizar los residuos de los municipios del proyecto. Aún cuando la representación es poca, sigue siendo un problema que afecta directamente las playa y el mar.
La GIZ México, a través del proyecto PROCEP, que trabaja por encargo del Ministerio Federal alemán de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza, Seguridad Nuclear y Protección de los Consumidores (BMUV por sus siglas en alemán), en coordinación con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), gobiernos locales de la región costera de Oaxaca, en alianza con pescadores y autoridades del sector a nivel municipal, estatal y federal, buscamos reducir el ingreso de residuos plásticos al mar y a los ecosistemas marinos.
En este sentido, con el sector pesquero y las autoridades correspondientes, con base en los resultados del diagnóstico se están diseñando intervenciones oportunas para llevarlas a cabo durante 2023. Algunas de las propuestas de estrategias a implementar se destacan en la Tabla 3.
Estas intervenciones serán complementadas con estrategias transversales de comunicación, sensibilización, generación y transferencia de conocimiento. Esto permitirá implementar campañas para la reducción del consumo de productos plásticos de un solo uso, dirigida al sector pesquero ribereño y de altura, proveedores y comerciantes.
En coordinación con los otros componentes del proyecto se pretende mejorar la gestión local de residuos, disminuir el consumo de plástico de un solo uso, se difundirán las buenas prácticas y las lecciones aprendidas para mejorar las estrategias y programas nacionales de prevención de basura marina.
Sin duda, la colaboración con el sector pesquero será clave para frenar la amenaza de la contaminación plástica que llega al mar, favorecer mares limpios y promover una pesca sostenible.
Fuentes de información
[1] Comisión Nacional de Pesca y Acuacultura (CONAPESCA) (2019). La pesca mexicana, una actividad inmensa como el mar. Disponible en https://www.gob.mx/conapesca/articulos/la-pesca-mexicana-una-actividad-inmensa-como-el-mar-227722?idiom=es
[2] Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) (2019). Censos económicos 2019, pesca y acuicultura. Disponible en https://cuentame.inegi.org.mx/economia/primarias/pesca/default.aspx?tema=e